sube al taxi, nena, los hombres te miran, te quieren tomar. ojo el ramo, nena, las flores se caen, tienes que parar.
ví la sortija muriendo en el carrusel. vi tantos monos, nidos, platos de café...
guarda el hilo, nena, guarden bien tus manos esta libertad. ya no poses, nena, todo eso es en vano, como no dormir. aunque me fuercen yo nunca voy a decir que todo tiempo por pasado fue mejor. mañana es mejor...
las tonalidades y la celeridad de las estridencias rodean al hombre con su constante mutación, súbitamente ascienden y de pronto caen exámines. también lo rodean los movimientos con un concierto de líneas y rayas verticales y horizontales que, por su propia dinámica, se disparan hacia múltiples direcciones, manchas cromáticas que se juntan y se separan en tonos graves y agudos. así se manifiesta la obra de arte en la superficie de la conciencia. subsiste, en cambio, más allá de la superficie y cuando cesa el estímulo se disuelve sin dejar huellas.